Una vacuna no se distribuye sola. Depende de trabajadores de la salud comprometidos que atraviesan montañas, ríos y desiertos.
Requiere tecnologías innovadoras y auténtico valor. Y nos enorgullecemos de hacer posible cada etapa del camino, ayudando a 100 países a proteger las vacunas y mantener su efectividad a lo largo de una “cadena de refrigeración”.
Esta línea ininterrumpida de frigoríficos y refrigeradores permite que las vacunas se mantengan a la temperatura adecuada, incluso en los lugares más calurosos y difíciles del mundo.
Ahora, la cadena de refrigeración está a punto de ser más importante que nunca. La estamos reforzando para garantizar que las vacunas de la COVID-19 puedan distribuirse rápidamente y de forma segura por el mundo.